jueves, 14 de agosto de 2008

Suizídate


No me importa quedarme con los marrones si son como los de un lago de chocolate fundido con montañas escarpadas de nata, espolvoreadas de nieve de azucar, rodeado de bosques de churros y melindros, servido por camareros tiroleses con pajarita, y sentado comódamente en una mesita de una bucólica granja de la calle Petritxol. Una angosta calle barcelonesa que es un homenaje a los suizos, flanes, cremas catalanas y otros atávicos postres nostálgicos de nuestros dulces abuelos. Suizídate con un suizo. Carles Valls dixit.