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De aquí a cuatro días ya nos llama a la puerta el Verano. Por eso, vamos acortando las mangas de las camisas, desahorcamos sus cuellos, nos algodoneamos con camisetas multicolores, enanizamos los pantalones y desmomificamos los pies con calzados livianos. La ciudad se va veranizando y redescubrimos ombligos siderales, volúmenes de carne fuera de órbita, barrigas saltarinas, piernas blanquecinas horneándose, y una masa sudorosa y húmeda que recorre las calles pegajosas con ropa menguante mientras aclaman al astro solar. ¿Por qué es Verano en el Paraíso? Carles Valls dixit.