lunes, 11 de febrero de 2008

Pulpo emocional


Cuando el padre de familia te lleva a comer a un buen restaurante es una delicia fraterna.
Sin desayuno previo en el buche, el domingo fui al restaurante "La Polpa" (Enric Granados, 69 Barcelona) que es de decoración aséptica y afilipinado. A la hora de leer la carta me vino un antojo marino y pedí pulpo de feira (plató atípico allí) y un atún ajaponesado con salsa de guacamole.
¿Por qué un carnívoro como yo rechazó un jugoso bistec por tentáculos y carne con escamas? Lo del pulpo, no fue sólo una cuestión de paladar, sino un capricho nostálgico, porque los platos también tiene memoria emocional.
El pulpo no es sólo un amasijo de tentáculos y pimiento rojo, sino recuerdos y emociones de peregrino pulpero en Melide (Galicia). Comer no es sólo una cuestión de papilas gustativas y vísceras, sino también de inteligencia emocional, Carles Valls dixit.