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Contra la sofisticación de la cocina, los laboratorios gastronómicos y el maquillaje del plato culinariamente correcto, reivindico la deconstrucción de la cocina: el sabor sin lengüetazos, el color sin camuflaje, la austeridad natural de un buen plato casto de arroz, la orondez de un huevo frito sin silicona, y la de un trozo de pan calloso. Ñam, ñam. Carles Valls dixit.