![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTZ6Ko1aIorlrxpucQtnVjUh1gq6Cs9SFOLxWycJGBL9fVJ2iY_Rge7QU-bXLtm1CsRnB14VGWkItH_lRx1umWI5KjeOmOiNmC799UhVHPpj_cGvFdWFWAugeXYiLn23t4lb905zK_yCis/s400/mont.jpg)
Cuando tu cuerpo huele a acera y asfalto, tu paisaje matutino es de ladrillo y cristal, tu saliva sabe a gasolina, tu corazón es el latido de un móvil, el trabajo una cordillera escarpada de expedientes y tu vida laboral salvajemente civilizada, es necesario pararse a escuchar el susurro de una voz primigenia que te pide desenchufarte de la ciudad un fin de semana. Y así, disfrutar de bosques sin facturas, de montañas sin hipotecas, de ríos sin llamadas perdidas. La vida humana actual es antinatural. Carles Valls dixit.