Una mujer es una belleza móvil. Desde el hombre más iletrado e inculto al más refinado tiene el don de apreciar la belleza de las féminas. Sin embargo, es cierto que sobre lo qué es realmente la belleza y la distribución de su carnes en el cuerpo no hay ninguna verdad irrefutable. Después de observar detenidamente una mujer bellamente real, te das cuenta de que al Arte todavía le faltan muchas pinceladas para llegar a esa perfección y éxtasis de los sentidos. Carles Valls dixit.