Internet nos descuartiza. Troceamos nuestra personalidad en blogs, la trituramos en chats, la cortamos en pedacitos de e-mails, la rayamos en facebooks, la maceramos en meetics, la rebanamos en foros. El espejo de la red nos devuelve una imagen distorsionada con tres cuartos de cerebro, cinco ojos, dos lenguas, cuatro bocas, seis piernas y cinco penes. Internet nos deconstruye para reconstruirnos otra vez como un engendro cibernético. ¿Quién es mi madre en Internet? Carles Valls dixit.