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Cuando uno padece un complejo de cocina de supervivencia tiene varias posibilidades para curar su cocinitis: o hacer un curso de cocina de la abuela o comprarse un wok. El wok es un puro y simple paellón con dos asas donde puedes meter en sus profundidades cualquier verdura, trozo de pollo, arroz o fideos. La ventaja es que todo cabe dentro, ensucias sólo una paella, y si te sale mal siempre puedes criticar al otro comensal de ser poco cosmopolita y no entender de comida asiática.
Luego, el estómago ya lo mezclará todo porque le importa un bledo el tipo de cocina y las estrellas michelín. Carles Valls dixit.