La ciudad de Barcelona se asfaltó de maratonianos el pasado domingo. Aguantar 42 kilómetros corriendo es una proeza física, casi equiparable a sortear con la moto la marabunda de aficionados después de un partido de fútbol. Me sorprendió ver tanta gente mayor, gordos y viejos trotando como si nada, como si fueran a sacar al perro a pasear, o a tomar el sol. Esperaba ver en la maratón solamente átletas estilizados y fibrosos. ¿Cómo puede ser que deportistas con físico dominguero o con cartucheras pueden aguantar esos kilos de distancia? Una cosa es una carrera popular (como la de El Corte Inglés) y otra, muy diferente, una maratón. Ver barrigones en la maratón te da otra perspectiva de los límites de tu cuerpo humano. Carles Valls dixit.