La resaca es un pellizco en los moldes de la cabeza,
un tatuaje en el pergamino de la cara,
un bastonazo en un cuerpo de yeso,
una mueca despegada y disecada,
una sonrisa recalentada y refrita,
unos huesos roídos y calcinados,
una mirada oblicua de niebla,
un estómago centrifugado y peleón,
un cadáver maquillado de una noche despellejada,
una sombra con amigos de vidrio.
Hemos de conservar la memoria de los chupitos
porque es donde se encuentra la fuente ebria de la juventud perdida.
Carles Valls dixit.