Cuando se me queda cara-pantalla de ordenador me gusta refugiarme en el lavabo, mojarme la cara acartonada y enfocar el chorro del secador de aire caliente hasta que queda mi rostro seco como una tostada. Este bronceado laboral tonifica mi piel y me transporta, aunque sea un microbreak, al paraiso de las vacaciones, del ocio solariego y la levedad del textil. Carles Valls dixit.