Una de las peores angustias laborales son las derivadas de los fallos informáticos. Pones en marcha los buenos días al ordenador y, de repente, ves que no se carga la sonrisa multicolor del Windows, que no funciona el fraterno correo electrónico, que no tienes la íntima conexión a Internet o, lo peor de lo peor, que se han borrado todos los documentos que guardabas en el escritorio. Todo estas calamidades informáticas te producen un gran estado de zozobra, una profunda angustia tecnológica: ¿por qué ha tenido que pasar en mi ordenador? Entonces, técnicamente, lloras un poco delante del ordenador para ver si éste se compadece, se produce el milagro, y todo vuelve a la normalidad informática, cuando el ordenador te hacía feliz. El ordenador te puede joder más que tu pareja. Carles Valls dixit.