
El sábado fui a escuchar un concierto de
Gospel del grupo
Morningsingers in the fields del Institut Gospel de Barcelona. Acostumbrado a reproducir en mi casa música e
mepetrificada, cuando escuchas música natural, en directo es un regalo para lo oídos y descubres la belleza y potencia de la voz humana
online. Unas voces que van más allá de la sonoridad vulgar de la charla, de los silbidos primitivos y de los ronquidos nocturnos. La música gospel es un gran homenaje al aparato fonador, a la alegría de la voz, es una catarata sonora de sentimientos volcánicos. Esta música de "espirituales negros", que nació en las comunidades esclavas y se desarrolló en las iglesias, es un canto apasionado y eleva tu espíritu a la altura de un rascacielos.
Me gustaría tener mi alma negra, aunque soy blanco. Carles Valls dixit.